lunes, 23 de enero de 2012

Corrientes Victimológicas


Dentro de la victimología pueden observarse tres grandes corrientes, con diferentes paradigmas y sus correspondientes métodos de abordaje de la temática victimológica. Ellos son:
  1. Los positivistas. El enfoque conservador es fundamentalmente positivista y por lo tanto causalista, La victimología estudia las relaciones victima-criminal, y es concebida como una rama de la criminología.
    El modelo de explicación es el consensual, la sociedad es captada como una estructura bien integrada, persistente y estable, basada en el consenso de los valores imperantes.
    La ley refleja los deseos y esperanzas colectivas y representa el sentir popular, por lo tanto, sirve a todos por igual, protegiendo al ciudadano de la victimización.
    El criminal es diferente al no criminal y, desde luego, a la víctima. La víctima res identificada como el sujeto pasivo del delito; los casos de autovictimización son tratados en forma similar a los delincuentes. Las víctimas estudiadas son las víctimas conocidas, es decir las que llegan al sistema judicial, y el interés máximo es saber si son culpables o inocentes, debiéndose socorrer a estas últimas.
    Esta victimología, llamada conservadora, criminal, penal o autovictimología, es la que con mayor facilidad adoptan los sistemas de justicia (independientemente de la ideología oficial), ya que les permite evadir toda responsabilidad estatal en el fenómeno victimal; las víctimas no lo son por causa de los criminales rebeldes e inconformes, o por su propia culpa al provocar o precipitar el crimen.
  2. Los interaccionistas. Sostienen que la ley no existe porque los individuos estén generalmente de acuerdo con la definición de lo bueno y lo malo, sino precisamente porque están en desacuerdo. La sociedad es captada como múltiple y plural, donde coinciden grupos de diferencias marcadas y por lo tanto valores, metas e intereses diversos y aun contradictorios.
    Consideran a la criminalidad no desde la conducta, sino desde la respuesta que provoca.
    La conducta criminal es la que se etiqueta como tal, y por lo tanto, el sujeto es también etiquetado, como criminal o desviado.
    Todo esto sucede en un fenómeno de interacción entre etiquetador y etiquetado, de aquí las diferentes etiquetas para conductas o sujetos similares.
    El sujeto etiquetado tiende a identificarse con su etiqueta, y aún a cumplirla; a esto se denomina "la profecía cumplida".
El modelo conflictual seguido por la victimología de corte crítico reconoce en las diferencias sociales, en los diversos grupos y en sus conflictos de valores, metas e intereses los factores fundamentales de victimización.
El fondo real del conflicto es la lucha de clases, la lucha por el poder, que unos tratan de obtener y otros de mantener.
La ley defiende los intereses de aquellos que tienen el poder para hacerlo; el aparato judicial por lo tanto no es neutro, y protege los intereses de la clase en el poder, y no de la colectividad en general.
Propone un cambio de estructuras sociales definitivo, que evite la victimización y la violación de derechos humanos igualitarios.
Capta al Estado y a su sistema de justicia como naturalmente victimizador, ya que atenta principalmente contra las clases sociales menos privilegiadas y olvida las víctimas de la dominación, la represión y el abuso de poder en general.
Adhieren a un concepto de víctima sumamente amplio (no solo aquellas personas afectadas en bienes jurídicamente protegidos).

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