Pareja criminal:
Según Sighele, unión de dos individuos para realizar conductas criminales a través de armonía y coadyuvancia. Es la afinidad y complementación mutua de dos personalidades heterogéneas que conforman la unidad homogénea. Está constituida por el incubo, que representa dominio, sugestión, capacidad poseedora, y el súcubo, que representa la fuerza pasiva, la parte poseída, la entidad receptora. Los dos son una complementación de dos fuerzas diferentes, heterogéneas y dos constituciones diversas. Sin embargo, debido a tal disparidad, llegan a acoplarse hasta permitir la realización de conductas delictivas.
La pareja delincuente.
La sugestión es la base de la pareja criminal, sea ella de cualquier índole: de dos mujeres, de dos hombres o de hombre y mujer cualquiera sea el motivo que las mueve: amor, odio común, codicia, etc.
Clasificación: Las parejas pueden ser clasificadas desde dos puntos de vista: tomando en cuenta
a) el sexo de sus componentes (parejas de homosexuales y heterosexuales) y
b) el móvil que motiva la asociación (frecuentemente el amor entre hombre y mujer) que resuelven muchas veces en delitos las dificultades de amor.
Caracteres:
Actúa como una unidad; casi siempre, el masculino, activo desempeña la tarea directiva, induce, sugestiona, arrastra al otro; el femenino, pasivo, sugestionada, inducida, arrastrada; el primero planea y el segundo ejecuta.
En demonología, se habla de in íncubo y de súcubo.
Variedades de parejas criminales:
- La mujer casada que tiene un amante (para eliminar al marido)
- La pareja infanticida (para provocar aborto), actúan solos, pero en complicidad para eliminar las pruebas del delito.
- Las parejas suicidas.
- Las prostitutas y su rufián.
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